Wonder Woman Episodio 11: ESPECIE. Escrito por Tom Monroe.

WONDER WOMAN Episodio 11: ESPECIE.
Si se lo sabe escuchar, el silencio de la selva nunca es tal. Un conjunto de numerosos sonidos armonizan entre sí a medida que se suceden volviendo apacible el ambiente. Diana camina en un espacio abierto a la luz de la luna africana y experimenta la tranquilidad de la noche como un calmante en el alma. Etta se le acerca y la invita a la pequeña cabina de control que han improvisado desde que Mark ha caído prisionero. En la espera de alguna señal, uno a uno se va alternando para cuidar el puesto. Ahora son las dos amigas a quienes les toca el relevo; por eso, mientras se instalan, se sirven una taza de café y se disponen a conversar. Etta le pregunta a Diana si ha hablado con Steve después de lo sucedido.
-Ahora hay cosas más urgentes- responde Diana mientras toca la medalla que le ha regalado el coronel-. Por otro lado, necesito tiempo para pensar. No puedo dejar que un impulso o un sentimiento me den una interpretación completa de la realidad.
-Un sentimiento, que sin embargo, parece te condujo hasta aquí- agrega Etta mientras comienza a advertir ciertos movimientos en su pantalla.
-De todas maneras, hasta hace poco él pensaba comprometerse para siempre con otra persona...- replica Diana mientras se ve interrumpida por una señal en el monitor. Ambas saben que cuentan con pocos segundos para que Mark pueda mandar el mensaje; por eso, se disponen de lleno en sus puestos. Pero, precisamente en ese instante, las dos quedan sorprendidas, cuando junto al plano y los detalles del refugio, se presenta una frase que para la mayoría no tendría sentido: Objetivo: Themischira. Títulos
La sala se encuentra, a pesar de los animales, impecable. Y lo que más extrana a Mark es un olor extraño a perfume que envuelve el lugar. El doctor Psycho lo conduce hacia una pequeña jaula de vidrio, en la que un gracioso mono escarba en el aserrín del piso.
-Compruebe Ud. Ingeniero, con sus propios ojos lo que quiero decirle- le expresa el doctor mientras aprieta un pulsador que abre las puertas del animal que se traslada a una jaula con barrotes.
El primate porta en su lomo un pequeño chip que se enciende y le obliga a distenderse dolorosamente. Seguidamente, los caninos de ambos maxilares comienzan a alargarse, los músculos se dilatan ensanchando los brazos y las piernas; finalmente de sus extremidades emergen, entre carne abierta y sangre, garras nacaradas y filosas. Cuando el mono se cerciora de que los barrotes no están electrocutados, los toma con sus manos y los abre frente a la mirada asombrada de Mark. El científico se saca la bata y le explica en una línea lo que acaba de ver: en la misma fecundación, el embrión recibió información genética de otra especie que se insertó en su genoma.
-¿Dos especies en una?- pregunta Mark.
-Una- responde el doctor-, la misma especie, pero deformada.
El equipo de marines y especialistas no puede reparar en la inesperada desaparición de la oficial Prince, y se prepara con la información que ha recibido del ingeniero Jason. Sólo Steve continúa interrogando a Etta acerca de Diana, y comienza a preguntarse si no habrá sido secuestrada. A varios kilómetros de ahí, atravesando la selva, la amazona se interna en la espesura, y, del interior de la misma, un estallido blanco-violáceo irrumpe la uniformidad del verde intenso de la vegetación. Después, casi imperceptible por la velocidad, un borrón rojo y azul se traslada hacia la zona más densa del lugar.
El Dr. Psycho alcanza una bebida fuerte a Mark que sigue preguntando por el proyecto.
-¿Ha realizado la prueba en humanos?- lanza en forma directa el ingeniero sin obtener respuesta, ya que en ese momento, la puerta de la lujosa sala se abre y entra Priscilla con la cara desencajada. Se suponía que sería informada de lo ocurrido, pero al parecer el doctor ha actuado por cuenta propia. La explicación de Psycho se ve interrumpida por el estruendo de puertas que parecen caer al impulso de fuertes golpes. Incluso las paredes del edificio acusan la violencia que se viene ejerciendo y vibran con cada impacto. Finalmente, es la puerta del recibidor en que se encuentran la que se derrumba, arrastrando tras de sí pedazos de concreto y cables eléctricos. En el medio de los chispazos y el polvo aparece Diana y el doctor Psycho le da la bienvenida.
-Ciertamente, no la hacía tan alta princesa- le saluda amablemente.
Diana y Priscilla intercambian miradas mientras el doctor tranquiliza a la amazona diciéndole que guarde su lazo que el mismo le responderá todas su preguntas sin ninguna necesidad. La amazona objeta que no ha venido a negociar y entonces Psycho mismo se coloca la cuerda dorada a su alrededor e invita a trasladarse a otro lugar.
En el campamento, el coronel Trevor discute con un subalterno que no quiere obedecer el cambio de planes de Steve. En cierta forma, ninguno de los del equipo quiere lanzarse sin esperar la llegada de los refuerzos aledaños, y sospechan que la decisión tiene que ver con el desvanecimiento de la oficial Prince. Etta por su parte, lleva a Steve aparte, y con tono firme intenta hacerlo razonar de lo imprudente de su decisión. Él, recuperando el control, accede al consejo.
-Cuenta la leyenda- relata el doctor ante la mirada impaciente de Diana-, que miles de años atrás, un grupo de mujeres huyendo de la persecución griega se refugiaron en una Isla donde recibieron la ayuda de los dioses. El punto es, que el lugar resultó verdaderamente bendecido con fuerzas naturales, y el grupo de estas amazonas se fue fortaleciendo aislado por una coraza que las protegía del mundo exterior. Durante la Segunda Guerra, un cambio en las placas terrestres abrió por un tiempo una brecha en el escudo, y un oficial americano llegó a la Isla. Allí una mujer lo acogió, y al tiempo, el varón había controlado por completo su corazón averiguando los secretos del lugar. La amazona le construyó un sitio para que habitara, pero la Reina de la Isla y su grupo descubrieron la intrusión e exiliaron al piloto. Sin embargo, el afortunado -por un ardid del destino- conservó intacto los recuerdos. Ahora es tiempo de que el hombre regrese, mi estimada princesa, y tome posesión de Themischira.
En ese preciso instante, en la pantalla aparece un mapa mundial con la localización exacta de la Isla; hacia ella, una veintena de puntos rojos que representan aviones, se aproximan. Diana se acerca y mira enfurecida al doctor llamándolo loco que ha perdido por completo el juicio. Priscilla, que no ha dejado de mirar a Diana durante el relato, se acerca, y le suelta una cachetada que la derriba. La princesa, que no esperaba de ella semejante fuerza, se incorpora y se lanza sobre Priscilla, pero entonces, uno de los guardias dispara. La actitud natural de Diana es usar su brazalete, y allí mismo, un proyectil magnético descarga los 200.000 voltios tendiéndola nuevamente.
-Prepárenla para el proceso de disección- ordena el doctor ante el rostro dubitativo de Priscilla. Ella, por muchas razones, hubiera preferido conocerla más.
Las diferentes tropas se reúnen en la posción determinada de antemano. Allí los jefes dan las últimas instrucciones para el ataque. Mientras los helicópteros abandonan la plataforma izando una nube de polvo, el resto de los marines se ubica en sus vehículos preparados para la zona. Finalmente, Steve aborda su nave y despega desde una corta pista preparada para la ocasión. Tres especialistas en coordinación e informática se han quedado en la improvisada base; junto a ellos, Etta intenta mantener la cohesión de cierta parte de la operación. En América, los altos mandos, siguen de cerca la misión desde una sala específica y a través de monitores y pantallas. La tensión se percibe en los distintos ambientes, especialmente por los recuerdos de los fracasos anteriores. Ninguno de los que forma parte de la toma, puede olvidar la imagen de la bestia y los cuerpos mutilados de aquellos marines que intentaron, tiempo atrás, abordar el refugio.
Los golpes suaves pero firmes de Mark sobre las mejillas de Diana la sacan del desmayo. Cuando logra sentarse en el suelo de la estrecha y blindada habitación, apoya la espalda en la pared, y le explica al ingeniero acerca del grillete de acero que une sus muñecas: Cuando las amazonas juntan sus brazos, experimentan un flujo de energía proveniente de su lugar de origen. Si las extremidades permanecen unidas, la energía no abandona el cuerpo y produce un efecto negativo, como una especie sobrecarga que lo va agotando progresivamente.
-O sea...-expresa Mark.
-Que de no sacarme esto, mi sistema terminará colapsando- agrega Diana antes que el ingeniero logre completar su pronóstico.
Cuando las defensas del refugio, detectan los primeros movimientos de marines que se acercan por tierra, la reacción inmediata es la salida de los aviones para abrir fuego sobre ellos. Contando con esto, Steve y su equipo se presentan en la franja para defenderlos. El jefe del ejército de Psycho se prepara para anular la ofensiva. En efecto, el mismo ingeniero Mark Jason ha sido obligado a reprogramar, desde el lugar de su cautiverio, su propia creación, para que falle en pleno vuelo. Sin embargo, el coronel Trevor, adelantándose a la maniobra, ha bloqueado los programas de privación, y su nave, sin problemas, se enfrenta ahora con los enemigos que se asoman en el horizonte.
La agresiva y efectiva embestida de Steve permite que el ejército terrestre se aproxime cada vez más a la zona objetivo. Por eso, Psycho, desconcertado y encolerizado manda a buscar al ingeniero Jason para pedirle cuentas de lo que ha fallado. Junto a Mark, los guardias arrastran a una Diana muy desmejorada que ni siquiera se sostiene. – ¡No voy a pedirle explicaciones con cortesía!- enfatiza el doctor frente a Mark-, ¿Por qué el avión del coronel Trevor sigue en pleno vuelo?
-Supongo que el coronel ha encontrado una manera de neutralizar mi maniobra- le responde Mark muy calmado.
-Muy bien, o me arregla esto o se prepara para el sufrimiento
-¿Va a aplicar la tortura conmigo?- le replica Mark con tono confiado
-O no, no, no…, con ella, mientras usted mira- y señala a Diana que empeora a cada instante.
Priscilla que acaba de entrar, se acerca a la amazona, y, después que deja que una garra retráctil aparezca gradualmente de su dedo índice, abre un tajo en la mejilla de la princesa.
-Una verdadera lástima, tenía mucho interés en conocerte mejor- le dice mirándola friamente.
Continuará
Títulos
Próximo episodio: Cheeta.
SEAN FELICES

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